“Al que madruga Dios lo ayuda” – Columna de Opinión
Por Cristián Beláustegui, Presidente de CAIR
Nadie puede ignorar que el final de la gestión del gobierno actual, no está resultando nada fácil.
Desde el punto de vista económico, no se ha resuelto el flagelo de la inflación; no se ha logrado atraer inversiones significativas; la presión impositiva es casi irresistible; el aumento de los costos de producción, sumados a la caída abrupta de los precios de las commodities, han provocado que los agricultores, a pesar de haber obtenido en general buenos rendimientos en sus cultivos, han tenido resultados económicos para nada favorables.
No obstante, no todo es tan malo como parece. Intentando buscar una mirada esperanzadora, tampoco debemos dejar de tener en cuenta la otra cara de la moneda. Por ejemplo, a pesar de la difícil situación que transitamos, ningún economista de renombre está pronosticando alguna debacle alarmante a corto plazo. Está claro que el Ministro de Economía del próximo gobierno tiene muchos problemas por resolver. Pero a su vez se deduce que ninguno de los candidatos presidenciables puede prescindir de los resultados que logre el sector agropecuario. Y así lo han expresado todos en sus discursos.
La sensación generalizada es que, venga quien venga, nada puede ser tan duro en cuanto a las políticas referidas al agro, como las que se están aplicando actualmente. Y si esto es así, resta esperar que se acomoden los precios de los granos y ayudar con políticas que vayan en la dirección a liberar las exportaciones, disminuir o eliminar las retenciones y sobre todo en aquellos cultivos donde son absolutamente innecesarias. También es imprescindible favorecer las economías regionales.
Todo esto, que parece difícil de concretar, es realmente fácil. Se trata de tener una verdadera vocación de hacerlo. Basta que surja un nuevo gobierno que anuncie con convicción su compromiso con la producción para que se produzca el cambio esperado en el sector agropecuario.
Por tal motivo, desde la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR) creemos y empezamos a notar algunos síntomas de reactivación incipientes en el mercado inmobiliario rural. Parecería que no son pocos, los que analizan y consideran la posibilidad de entrar en el negocio, para no intentar hacerlo cuando la verdadera reactivación ya esté en marcha.
En ese sentido, estamos frente a una muy buena oportunidad. Hoy el mercado ya ha hecho su ajuste y se pueden obtener tierras a valores inferiores a los del año 2011, sabiendo que cuando se revierta esta situación, el tren se pondrá en marcha nuevamente, y nadie querrá correrlo de atrás.
No es fácil comprar o vender tierras cuando las circunstancias son difíciles, pero es cierto que los mejores negocios surgen cuando se asume el riesgo, se lo acota y luego de un profundo análisis, se lo concreta.